martes, 28 de octubre de 2025

Peña Salengues y Pinganón Caideru. Circular desde Entrepeñes

Salida: Entrepeñes (Concejo de Aller)

Distancia: 17.5 km
Duración: 7:00 h (sin paradas)
Subidas Acumuladas: 1100 m
Altura Inicial: 483 m
Altura Máxima: 1233 m
Fecha de realización: 25/10/2025
Dificultad: media
Track de la ruta




Itinerario: Entrepeñes – Ermita y Río de San Julián – Vendalende – Cueva Ablanu – Vendalende – La Roble (desvío a Pasada la Boya) – Pasada la Boya – Estruman – La Felguerina – Peña Salengues – Cochá Cuartes – Cotisquéu – Carricia – Pinganón Caideru – Carricia – Vachín – Pandián (desvío) – El Gradín – Reguero Rumiera (enlace con pista) – La Fuente – Mirador la Pandiella – Santibáñez de la Fuente – Collanzo – Campes – Cerezuelo – Entrepeñes.


La Peña Salengues o Solengues es la más oriental del alargado crestón calizo de la Cordal de la Roble que se dirige al este desde la aldea allerana de Entrepeñes. Más al este aún, a apenas dos kilómetros y en la base del Pico Cuchu, se encuentra el precioso Pinganón Caideru. Todos estos parajes están en medio de preciosos bosques entre los que se dibujan a modo de islas prados y cabañas asiento de una antigua y conservada tradición ganadera. Recorrer estos lugares y de paso desviarnos unos metros para visitar la pequeña y casi inaccesible Cueva Ablanu fue el objeto de esta magnífica excursión.

Mapa en relieve de la ruta

Dejamos el coche en la pequeña aldea de Entrepeñes al lado de la carretera AS-253 que sube al Puerto de San Isidro. Pasado el Arroyo de San Julián que en el mismo pueblo vierte en el Río Aller, cogemos un camino ancho (NE) que remontar el valle. Pronto enlaza con otra pista que viene de Pelúgano y, unos metros más adelante, el camino que resulta de la unión de ambos pasa junto a la pequeña ermita de San Julián y cruza por un puente el arroyo del mismo nombre.

Vista atrás del comienzo de la ruta en Entrepeñes.

Otra vista hacia atrás que da fe del nombre de la localidad de partida situada entre ambas peñas.

El camino ancho va entre prados limitados por árboles o entre bosquetes.

Esta es la pequeña Ermita de San Julián.

Entre buenos prados con cabañas en uso, el ancho camino sube (NE) para afianzarse más arriba hacia el oeste y remontar duramente en la zona más inclinada sumergido en un precioso bosque mixto donde abundan hayas, robles y castaños. Varias revueltas nos permiten ganar altura rápidamente hasta alcanzar la tercera a la derecha en Vendalende. Aquí abandonamos la pista para coger una senda a la izquierda con la intención de encontrar la Cueva Ablanu de la que hemos oído hablar. Apenas visible al comienzo, en seguida atraviesa la Reguera de Peñalba y poco después prácticamente se pierde entre la maleza. Evitando las zonas más cerradas, enseguida nos situamos sobre la propia cueva que no se ve (sabemos que está allí porque la llevamos marcada con un track). Destrepamos unos metros ayudados por las ramos de un avellano y accedemos a ella. Es pequeña, con algunas estalactitas y columnas y ha sido utilizada hasta hace muy poco como cuadra para cabras.

La pista sube entre castaños, robles y helechos.

Otra imagen de la pista por la que subimos.

Estalactitas, estalagmita y columnas en la Cueva del Ablanu. No hay más que lo que se ve.

Desandamos el camino hasta la pista que continúa la progresión (E) por el bosque, de nuevo salpicado por prados y cabañas. El camino se ha ido acercando al alargado crestón calizo de la Cordal de la Roble en cuya ladera norte y cerca de las peñas hay un precioso hayedo. Al poco de sumergirnos en él y dejar atrás los prados, en la zona de La Roble, sale a la derecha un ancho camino que seguimos (SO)  y finaliza en la entrada de un gran prado. Una marcada senda lo rodea por la izquierda subiendo fuertemente a la vez que se sumerge en el bosque por donde avanza, apoyado por algún tramo armado, hacia las calizas del alargado crestón. La estrecha entalladura de la Pasada la Boya nos permite superarlo. Un corto descenso para rodear la peña nos sitúa en una plataforma con preciosas vistas hacia el sur (Cordillera Cantábrica). Dejó algunas fotos ilustradas.

Los prados con cabaña se extienden hacia el fondo del valle (a la izda).

Subiendo por senda bien trazada hacia la Pasada la Boya.

Llegando al roquedo poco antes de cruzarlo en la Pasada la Boya.

Superada la Pasada la Boya se nos abre el horizonte sur.

Continuación de la panorámica anterior hacia el suroeste.

Vista hacia el oeste.

La senda da un brusco giro a la izquierda y baja hasta los preciosos prados y cabañas de Estruman. La senda se ha convertido en un precioso camino que rodea las fincas flanqueadas por fresnos. Al llegar a la última, el camino da un giro brusco a la derecha para enlaza con la pista que viene desde Collanzo. La abandonamos para seguir (E) una senda que rodea la finca y que encontramos bastante cerrada por helechos y algunas zarzas, cotoyas y espinos. Es un tramo pesado que finaliza medio kilómetro más adelante en los prados de La Felguerina. Tenemos suerte porque, aunque toda la ladera está completamente invadida por el helechal, el camino ha sido desbrozado recientemente desde este punto hasta su finalización en la Cochá Cuartes.

Uno de los prados en Estruman.

El camino con buena factura rodea los prados en Estruman.

Otro cercado también en Estruman.

Seguimos el desbroce y unos metros antes de La Cochá lo abandonamos para subir por una sendilla que deja a la derecha las peñas más orientales de la Salengues. Sube hasta un alto desde donde ya vemos muy cerca la doble peña tras un haya cuyas ramas bajeras casi cortan el paso. La peña presenta un relieve cárstico y por tanto abrupto. La cima de la derecha está escalonada y se sube bien, la de la izquierda es algo más agreste y hay que rodear una primera peña por la izquierda subiendo por una pequeña llambria que da acceso sencillo a la cumbre. Ambas cimas son pequeñas y estrechas y, sobre todo, las caídas son verticales; hay que tener cuidado.

A partir de La Felguerina encontramos el camino desbrozado hasta la Cochá Cuartas. En el tramo anterior, después de Estruman, no lo estaba.

Cumbre oriental de la Peña Salengues. Se sube por la izda tras superar las ramas del haya que se ve parcialmente.

Cumbre occidental de la Peña Salengues desde la cima de la oriental. Aunque muy vertical, se sube bien por la izda de la foto.

Aquí estamos en la cumbre occidental de la Peña Salengues.

Vista noroeste desde la Peña Salengues.

Mirando al norte desde la Peña Salengues.

Vista noreste.

Mirando hacia el este desde la cima occidental de la Peña Salgues. En primer término tenemos la cumbre oriental y la ladera por donde se sube.

Vista sureste desde la Peña Salengues.

Bajamos de la Peña Salengues y por la misma senda que en la subida nos dirigimos a la cercana Cochá Cuartes. Cruce de caminos y de valles, por la izquierda (N) viene la pista que abandonamos en La Roble para subir por la Pasada la Boya, por la derecha (S) va otra hacia Collanzo y de frente (E) la que llega al Collado Acebu situado a los pies del Pico Cuchu. Seguimos por esta última unos metros rodeando el prado de Cotiesquéu y la abandonamos después para bajar por una campera en donde encontramos una marcada senda. Estamos en el valle de Llanos. La senda desemboca en un camino ancho al lado de una cabaña de reciente y fea factura llamada La Braña.

Uno de los caminos anchos que seguimos después de la Cochá Cuartes. A la izda vemos la Pico Cuchu.

En otros tramos caminamos por marcadas senda.

Cabaña de la Braña donde arranca otro tramo de camino ancho.

Este camino a su vez desemboca en el principal que viene de Collanzo y por el que bajaremos. La pista da un fuerte giro a la derecha en la zona de Carricia, pero nosotros mantenemos la dirección siguiendo una senda bastante abandonada entre prados. La senda desemboca en un camino ancho que es un ramal de la que viene de Collanzo que a su vez finaliza unos metros más adelante. Le da continuación otra senda que, entre la broza, nos lleva al cercano Pinganón Caideru; se pasa bien. El Pico Caideru presenta arriba una entalladura por donde el Pinganón forma una suave cabellera de agua o llovizna que cae o resbala entre los musgos a una pequeña laguna produciendo un paraje realmente hermoso. Paramos a reponer fuerzas.

En esta zona la senda está limpia.

En esta también. Al fondo el Pico Cuchu.

Pinganón Caideru. Apenas cae una tenue cortina de agua.

Otra imagen del Pinganón Caideru.

Desandamos el camino hasta Carricia y continuamos por la pista principal (O) dejando a uno y otro lado prados y cabañas. Pasado el desvío a Patateru (a la izquierda) la pista vira al suroeste y baja por el hombro que separa el Valle de Llanos, en el que estamos, del de Cardeo a la derecha y por el que bajaremos. Después del gran prado de Vachín, abandonamos la pista que da una gran revuelta, para meternos en el bosque por una senda a la derecha que desemboca, en El Grandín,  en el camino antiguo que baja por el Valle de Cardeo. Empedrado y ancho, hoy día está bastante abandonado pero aún se pasa bien. Salimos de nuevo a la pista evitando así un amplio rodeo.

Estamos en el camino antiguo en la zona de El Grandín que cogemos para atajar en la ancha pista que baja a Collanzo.

Otra imagen de este camino antiguo que poco a poco se va perdiendo.

Aún conserva tramos del antiguo empedrado.

Bajando por la pista hormigonada hacia la aldea de La Fuente.

La pista cruza el Reguero Rumiega y, hormigonada, entra en la aldea de La Fuente donde encontramos varios hórreos y el Mirador la Pandiella al lado de la carretera, unos metros por debajo de las casas.

Vemos la casas de La Fuente.

Hórreo y carro en La Fuente.

Mirador de La Pandiella bajando por la carretera hacia Santibáñez de la Fuente.

Vista de Collanzo desde el Mirador de la Pandiella.

Por asfalto bajamos al cercano Santibáñez de la Fuente donde se encuentra la Iglesia de San Juan de Riomiera de aspecto heterogéneo con restos románicos del siglo XIII y una portada de entre los siglos XIV y XVI. Detrás de la iglesia está el cementerio y delante de su portada destaca el Tejo de Santibánez de la Fuente. Con una altura de 12 metros y un tronco de 3,5 metros de perímetro, este tejo milenario está declarado Monumento Natural desde 1995.

Iglesia de San Juan de Riomiera y tejo milenario declarado Monumento Natural.

El camino que une Collanzo con Entrepeñes es ancho. Sólo al final se convierte en una senda que está bastante perdida.

En esta zona la senda aún se mantiene en buen estado, más adelante no.

Seguimos unos metros por la carretera y, en lugar de bajar a la aldea de Collanzo, la rodeamos siguiendo un camino ancho que avanza hacia el norte subiendo entre prados hasta la zona de Campes. Después llanea y da un quiebro para salvar una riega y finaliza a la entrada de una cabaña un tanto destartalada. El camino, transformado en senda, iba por encima de la cabaña y del prado, pero lo encontramos totalmente cerrado por lo que cruzamos este prado y el siguiente y salimos a  la senda en una zona algo más limpia. Estamos cerca de Entrepeñas pero el camino en este tramo está bastante perdido. Pasamos al lado de la cabaña de Cerezuelo y continuamos por un sendero que deja a la derecha una torreta de media tensión. Pensábamos que al ir acercándonos a la aldea el camino mejoraría, pero no, sigue bastante perdido hasta llegar a las casas de Entrepeñes.

Lorenzo Sánchez Velázquez


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